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Daniel Paz (dibujante y humorista): “Jorge pertenece a una generación de humoristas anterior a la mía. Yo estaba en los primeros años del secundario y leía sus columnas en la revista Satiricón. Por entonces, aún no sabía si iba a ser humorista o qué, pero Guinzburg ya la tenía clara. Lo conocí personalmente algunos años después en la redacción de la revista Humor. Nos fuimos a tomar un licuado de banana y charlamos las cosas del oficio. Tenía una risa contagiosa. Mientras tomábamos el licuado, me dijo que lo importante era no darse por vencido, que si el editor no te da bola hay que insistir y seguir dibujando y golpeando puertas hasta que alguna se abra. Lo que siempre me resultó admirable fue su velocidad mental para hacer la pregunta justa, o el comentario perfecto en el momento preciso. Usaba la ironía, la picardía y el doble sentido de una manera cálida y querible. Hizo de todo y lo hizo bien, tv, radio, gráfica, publicidad. Creo que no hizo básquet porque no le alcanzó el tiempo”.
Miguel Rep (dibujante y humorista): “Mi primer recuerdo es gráfico. Lo veía en Satiricón, en Ratón de Occidente, esa dupla que hicieron con Abrevaya. Luego, tuve un pequeño período de colaboración en su programa En ayunas, un ciclo de radio donde yo colaboraba con Maicas leyendo el diario y haciendo flashes informativos humorísticos. Nunca más trabajé con él. Un par de veces me invitó a su programa Mañanas informales. Y la última vez que lo vi fue en su casa, después de Mañanas informales, donde me dijo: ‘Che, ¿por qué no venís a casa?’ Fui con Altuna. Era un laburante, un tipo que trabajaba mucho y daba trabajo, pero nunca hemos congeniado en el estilo del humor. Era un productor de humor y periodista. Lo más admirable de él fueron sus reportajes. Era un curioso con humor. Había aprendido el mecanismo de reírse de sí mismo y luego de la humanidad”.
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