Una tira poco feliz...

A raíz de la polémica que se armó en torno a la publicación de la tira de Gustavo Sala en el suplemento NO de Página/12, me gustaría opinar al respecto como humorista, lector de su obra (y judío):
He leído por estos días cantidad de posts, opiniones en blogs y demás medios digitales distintos tipos de consideraciones (algunas muy buenas, aplaudo las de A. Valenzuela y Hernán Martignone) y mi postura es que la tira de Gustavo es por lo menos desacertada. Vamos por partes.
De ninguna manera puede concluirse que por hacer esta tira Gustavo profese una ideología nazi o pro fachista. Al menos por lo que lo conozco, nada más alejado de eso.
Pero tocar temas tan delicados como el Holocausto requiere de una altura de la que -al menos en este caso- carece Sala. Digo esto a sabiendas de que el humor -casi por definición- implica meterse con temas escabrosos y si se me permite, "jugar" con el límite e incluso con el dolor. Y estoy de acuerdo en que se puede hacer humor con cualquier tema. La cuestión es el cómo. Y acá es donde creo que Sala se equivoca.
Una de las mejores muestras de humor que ví en los últimos años fue una que hizo Sergio Langer, en donde el autor tocaba el tema de los campos de exterminio nazis y la discriminación en general de una manera magistral. La verdad es que me abrió la cabeza como antes no lo había hecho ninguna exposición ni lectura al respecto. Y aquí cabe hablar del humor en sí mismo. Coincido con la postura de que el humor cumple con la doble función de hacernos reír y a la vez dejarnos pensando. Y la tira de Gustavo no logra ninguna de las dos cosas, al menos en lo que a mí respecta. Se aborda el tema superficialmente y no me genera ni una sonrisa.
Por supuesto que acá entran las apreciaciones personales sobre "lo gracioso" y podríamos pasarnos horas discutiendo sobre qué es el buen gusto, que es algo tan personal que no reconoce definiciones y cuáles son los límites para hacer humor, si es que los hay.
Basta citar parodias de Mel Brooks sobre Hitler o, para poner un ejemplo más cercano en el tiempo, la película de Roberto Benigni "La vida es bella" en donde también se aborda el tema de los campos. Podemos citar además a Seinfield o al "Maus" de Art Spiegelman, que también tocan el tema desde distintas ópticas. Pero insisto; en todos estos casos hay un mensaje, una propuesta, te queda algo dando vueltas en la cabeza (ahí vuelvo a la definición de humor). Y eso (al menos a mí) no me pasa con la tira de Página/12. Gustavo abre un tema espinoso y lo cierra (ni siquiera con un remate) y por eso la tira no funciona y duele.
El anteaño armamos una muestra junto a Caloi en su Tinta cuyo tema fue "los chicos de la calle". Tema delicado si los hay. De hecho recuerdo que nos cuestionamos muchas veces usar esa temática para una muestra de humor, y hasta una persona se enojó el día de la inauguración. Ahí volvimos sobre la función del humor: ayudar a abordar, a digerir temas dolorosos y en el mejor de los casos dejar pensando al lector o expectador de la muestra. Y recuerdo que los 17 artistas expositores (entre ellos figuraban las mejores plumas del país, como Caloi, Sábat, Tabaré, Langer, Maicas, Peni, Daniel Paz, por mencionar algunos) dieron cátedra con sus dibujos sobre lo que es hacer humor con altura (los invito a ver el catálogo de la muestra).
Otro buen ejemplo fue la muestra que organizó la AMIA con motivo de los 10 años del atentado a esa institución. Un dibujo mejor que el otro.
No podemos crucificar a un autor por una tira, ni debemos censurarlo ni invocar cuestiones morales ni de límites. El humor es algo que excede todo eso. Es mucho más abarcativo porque implica una mirada más amplia sobre la vida (y por qué no, sobre la muerte).
Lo que sí le podemos exigir como profesional, es que revise lo acertado de jugar con temas que son tan delicados que se le van de las manos por no saber manejarlos con la altura que se merecen. Porque sino ahí sí, ese humor lastima y duele a muchos.
Es mi humilde opinión y sentí que no podía hacerme el boludo con este tema.